Hace algún tiempo un ave hermosa surcaba los cielos, poseía gracia y un plumaje muy colorido y brillante que resplandecía por donde quiera que pasaba. Hasta que un día cayó herida agonizante, ya no podía volar, sus plumas perdieron el brillo y el color que tanto la caracterizaba, su figura se tornó opaca. Así permaneció por largo tiempo hasta que poco a poco se empezó a recuperar y crecieron las esperanzas para volver a volar aunque no tan alto como antes, pero… justo cuando se preparaba para emprender el vuelo apareció alguien y le dio la última estocada. Es irónico que cuando se había sanado apareció esa misma persona para abrir la herida de nuevo, pero esta vez hacerla más profunda, aquella persona que ayudó a alzar su vuelo, ahora es la misma que extinguió sus esperanzas. Aquella ave tan hermosa que un día surcó los cielos ahora ya no existe, sólo queda su cuerpo muerto, su sangre vertida en el frio suelo y el recuerdo de lo que un día fue y que alguien se empeño en destruir sin darse cuenta y ahora no tendrá consuelo ya no escuchará su hermoso canto ni contemplará su hermoso plumaje porque ya no existe se perdió en el olvido y creo que así es mejor, ya que nadie lloró su partida, nadie se lamento, todos tomaron su desvanecimiento con aceptación, quizás era algo que todos esperaban y tal vez hasta querían pero que nadie se atrevió a decir…